“Vendré dentro de cuatro años, si no regreso significa que he muerto o me han capturado los extranjeros. No digas eso, que no sucederá…”. Fueron las últimas frases que se dijeron dos enamorados, cuando el novio debió marcharse para combatir en la guerra. La mujer entonces, sufrió su larga espera por interminables cuatro años. No aceptó casarse con ningún pretendiente, aunque le decían una y otra vez que, posiblemente, él haya muerto. No recibió ninguna carta ni noticias de su amado. Quizás, la guerra le consumía todo el tiempo como para escribirle.
Pero el día que terminarían esos cuatro años de espera, llegó. Ella se sentó en una silla, mirando su patio, no cambió nada desde aquel atardecer, cuando se dieron el último beso antes de separarse. Ella siempre recordaba eso cada vez que disfrutaba añorando ese momento. Ese día miraba el atardecer como esperando el final de la espera … ¿Cuándo terminará la guerra?- se preguntaba- ya bastante larga fue. Durante todo ese tiempo, lo esperó. Ya anhelaba volver a ver a su amado , para vivir juntos una vida de paz y de amor para toda la eternidad. Seguía observando el atardecer . El sol bajaba lentamente dejando en el cielo unos colores extraños. Él no venía ¿para qué esperar?- se preguntaba- decepcionada ya por su tardanza. Sus vecinas la llamaban , pero ella no las escuchaba, se quedaría en su patio hasta el amanecer para darse
cuenta de que su amado, no regresaría. Vuelven a llamarla nuevamente , pero esta vez , no eran sus vecinas; ella reconoció su voz, era él saliendo de la inmensa sombra que reflejaba la arboleda. Ella se levantó, sólo deseaba ir a su encuentro , corrió hacia él para abrazarlo, pero él hizo un gesto para detenerla , lo siento mi amor- le dijo- pero estoy muerto; en realidad he muerto hace dos años . Me di cuenta hace poco cuando nadie me veía ni me oía, todo este tiempo me estuve preguntando por qué no fui adonde van todos los muertos y acabo de encontrar la respuesta: sólo quería verte, saber que te encontrabas bien . Ahora puedo descansar en paz.
¡Espera!- exclamó ella- al ver que se iba , sólo te amo a ti, ya no deseo vivir más, sólo quiero estar contigo ¿puedes llevarme?. Él la miró , luego extendió su mano y le dijo: ¡ven conmigo!. Los dos se abrazaron; fue igual que hace cuatro años, se besaban mientras el sol se ocultaba por completo en el horizonte. La espera terminó. Ahora los dos, finalmente se han reunido aunque no en esta vida.
YAMILA CROIZZARD
2do “B”
Prof: PATRICIA PICCO
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